miércoles, 13 de abril de 2011

EL ORGULLO




Hola amigos: A continuación les presento un ensayo escrito por Juan Cuevas Figueroa , y que trata de un tema inherente al ser humano, tratado desde la perspectiva de su propia experiencia en su nueva vida en cristo.
Que les sea de provecho.

Citas relacionadas

Libro Isaías 25:5 "Como el calor en lugar, así humillarás el orgullo de los extraños; y como el calor debajo de nube harás marchitar el renuevo de los arbustos"

Job 38 ¿y ahí pararás el orgullo de tus olas? 12 ¿has mandado tú a la mañana en tus dias? has mostrado al alba su lugar para que ocupe los fines de la tierra?

Levítico 26 "y quebrantaré la soberbia de vuestro orgullo, y haré vuestro cielo como hierro y vuestra tierra como bronce. 20 Vuestra fuerza se consumirá en vano"

Proverbios 21: 4
"Altivez de ojos y orgullo de corazón y pensamiento de impío son pecado"
5 "los pensamientos del diligente ciertamente tienden a la abundancia"

Daniel 5:20 "Más cuando su corazón se ensoberbeció, y su espiritú se endureció en su orgullo, fué depuesto del trono de su reino, y despojado de su gloria".


Todas estas citas bíblicas, nos dan una luz sobre el orgullo, a donde nos conduce, sus consecuencias, y lo que significa para Dios.
Lo primero que puedo señalar es que en vano me he desgastado toda mi vida sintiendo orgullo de cosas, aspectos, o situaciones de mi vida en los que el Señor me ayudó o me bendijo y de lo cual, la victoria, la gloria y la honra, le correspondían a Dios.
Hoy comprendo que todos mis éxitos, los triunfos obtenidos en mi vida, son efímeros y de nada sirvieron. Todos mis conocimientos no son nada pues la única verdad corresponde a la revelada por el Padre.
Todas las habilidades y destrezas corresponden a los dones naturales o motivacionales otorgados por Dios, y de los cuales algunos se desarrollaron o fortalecieron y otros quedaron menguados. Mi libre albedrío me llevó a tomar decisiones que hicieron de mi vida lo que es, hasta que el Señor me llamó a sus caminos y me reveló toda esta verdad. Mi orgullo me condujo con altivez de ojos y endurecimiento de espíritu, a llegar a humillarme y arrastrarme por la vida para quebrantar la soberbia que una vez hubo en mi.
Hoy entiendo que no puedo ni debo confiar en mis propios méritos ni fuerzas, (las cuales no poseo), es mi Padre quien por su gracia e infinita bondad y misericordia, me levantan y sustraen de la miseria espiritual en la que me encontraba.
Aún con toda esta revelación, no ha habido una transformación lo suficientemente profunda, como para decir que estoy curado o liberado totalmente del orgullo.
Quedan en mí las secuelas que deja el vivir con orgullo insano durante tantos años, pero Dios Todopoderoso que es omnipotente y que para el nada es imposible, (solo hay que abrirle las puertas del corazón y permitirle entrar hasta el último rincón, hasta lo más profundo de nuestro ser, incluídas aquellas áreas, en las cuales ni siquiera en nuestra propia intimidad hurgamos, pues no queremos remover situaciones, recuerdos, experiencias, actitudes o pensamientos que nos afanan y que hoy a la luz del evangelio nos sacuden y estremecen, pues nos damos cuenta que no han quedado atrás pues no hemos renunciado, de manera efectiva a éste lastre), El puede arreglar nuestros desastres.
Confieso que detesto el pecado, pero a menudo hago lo que detesto.
Hay una constante lucha en mi, en el área del orgullo, la soberbia, versus la humildad, la paciencia, la mansedumbre y la obediencia.
La injusticia (en mi propia opinión) desata o libera en mí actitudes confrontacionales y me llevan a situaciones de quiebre. Me encierro en mi opinión, me creo dueño de la verdad y eso empeora la situación pues mientras más seguro me siento de mi posición, más injusticia percibo y mi espíritu se endurece y la soberbia crece y se alimenta, se nutre de esto y como bestia engendrada del enojo, nace la ira y la violencia. No necesariamente con las personas, pueden ser con las coas o el rompimiento de relaciones de amistad, laboral, familiar o incluso violencia conmigo mismo.
El orgullo es un sentimiento inculcado desde niños, en la casa, en las aulas, en la sociedad entera que resalta valores, como el patriotismo, el coraje, el arrojo, el esfuerzo, la tenacidad, la valentía, el sobresalir de los demás en conocimientos, habilidades o destrezas, en status profesional y económico, en PODER.
Poder, status, conocimientos, habilidades y destrezas, que alguna vez tuve y desaparecieron, pues no estaban fundadas en Cristo.

Todo es nuevo y perdurable en Jesús (si somos obedientes y fieles), es a travéz de la revelación de Dios que alcanzamos, la verdad, y ésta nos hace libres.
Es el orgullo, entonces, un sentimiento que no nos edifica, sino que al contrario solo nos trae problemas y nos aleja de la bendición del Señor, se me ocurre entonces cambiar el orgullo por gozao en el Señor y la altivez de ojos, en una constante mirada en las cosas de arriba, poniendo especial atención en la voluntad de Dios. El orgullo es pecado.
Esta palabra tiene un significado ambivalente. Según el diccionario de la Real Academia Española, significa arrogancia, vanidad, exceso de estimación propia, que a veces es disimulable por nacer de causas nobles o virtuosas.
Para otros quiere decir; satisfacción personal que se experimenta por algo propio o relativo a uno mismo y que se considera valioso.
También se puede sentir orgullo por los logro de terceras personas que están estrechamente relacionadas con uno (hijos, hermanos, amigos, pareja, etc)
En su vertiente positiva, puede traducirse como autoestima que tiene que ver con el valor y la confianza que se concede uno mismo. El orgullo en lo positivo tiene pocas o nulas vinculaciones, pero en cambio tiene muchas asociaciones en lo negativo y las más sobresalientes son: arrogancia, soberbia, vanidad, egoísmo.
El orgullo se centra en la satisfacción de logros personales y la soberbia en supuestos logros personales por encima de los demás.
Detrás de un comportamiento orgulloso se esconden rasgos que definen la personalidad del individuo.
Verdaderos antagonistas de éste sentimiento o conducta, son la humildad, la modestia, la mansedumbre, la verguenza, que son considerados virtudes. Sin embargo, un exceso de éstas virtudes son consideradas síntomas de incapacidad para lograr objetivos en la vida.
Personas que en su infancia han tenido graves problemas, suelen dar una imagen que encaja perfectamente con el perfil de estas virtudes.
El orgullo suele contener sentimientos como vulnerabilidad o la sensación de derrota al ceder ante argumentos superiores al nuestro. La intolerancia al reconocer errores o la superioridad de otros planteamientos que ponen en tela de juicio el nuestro, me han llevado a mi, ante la posibilidad de ser humillado, a cerrarme por temor a ser menospreciado, pero mi orgullo está enmascarando un sentimiento de inferioridad. En mi vida entera me ha tocado luchar con la pobreza en el límite de la miseria, la ignorancia, el clasismo, y también con las diferencias físicas y los cánones de belleza de las personas. A menudo fuí rechazado por ser de condición humilde, o ser muy chico o feo.
Eso me llevó a cultivar otras áreas en las que si podía competir ( los estudios, los modales de urbanismo, habilidades o destrezas o conocimientos de cultura general). Por éstas razones, creo, cultivé un carácter fuerte, que se fué desarrollando hasta desembocar en la prepotencia.
Nuestro carácter nos hace meternos en problemas, pero es nuestro orgullo el que nos mantiene en ellos. El orgullo nos afianza en el error y reconocerlo significa mostrarse vulnerable.
Nuestro orgullo detesta el orgullo de los demás, y es que el orgullo no puede ver más que competencia y peligro en otro orgullo. A través del orgullo nos engañamos a nosotros mismos, siendo ésta, una de las formas más comunes de toda la humanidad, de protegerse del miedo a reconocer nuestros errores y de las consecuencias que ello conlleva.
El orgullo nos ciega y pone un velo en nuestro entendimiento y en nuestros sentimientos.
Generalmente nos impide perdonar... y perdonarnos...

PERO HAY UNA BUENA NOTICIA... DIOS ES MISERICORDIOSO Y PUEDE CAMBIARLO TODO Y HACERLO NUEVO, SOLO HAY QUE CREERLO.


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